Son las siete de la tarde, las seis de la tarde en Portugal.
El cometa Halley, es un cometa grande y brillante que orbita alrededor del Sol cada setenta y tantos años. Es uno de los mejor conocidos y más brillantes cometas del cinturón de Kuiper. Halley es el único de período corto que es visible a simple vista desde la Tierra, y también el único cometa a simple vista que quizás aparece dos veces en una vida humana; de hecho, el nacimiento y la muerte del escritor norteamericano Mark Twain ocurrieron muy próximas a apariciones consecutivas de Halley, en 1835 y 1910.
Qué pena que el gran Twain no vague por estos pagos para escribir La Epopeya de los Zorros. Porque no se me ocurre un título más certero a lo que acabamos de vivir. Desde estos modestos micrófonos venimos llamando la atención al mundo del fútbol desde Navidad, de lo que se nos podía venir encima. Como nuestras ondas no llegan mucho más allá de Molenbeek, pues nuestras voces en el desierto no se han hecho escuchar. Los Zorros de Léicester han aparecido una vez, y seguro que no lo van a hacer, hasta dentro de mil años, dejando así todo el protagonismo al insistente Halley, que viene de forma repetitiva y acaparadora cada siglo. Ay, si Ricardo III levantara la cabeza y viera cómo sus sucesores lo han suplantado y quitado el protagonismo que había recuperado tras el descubrimiento de sus pentacentenarios despojos. Las hazañas es lo que tienen, no pueden esperar. Caen cuando caen. La realidad siempre supera a la ficción. Ni siquiera las más ñoñas historias de dibujos animados han escrito nunca nada parecido. El título de los azules del centro de Inglaterra, reconcilia a todos los amantes del fútbol con sus orígenes: nobles, guerreros y épicos. Los dineros quedan para otros, aunque es de imaginar que si la cordura se impone en los despachos, no volveremos a ver más títulos -aunque quién sabe-, pero al menos no se volará el equipo, ni se endeudará, ni se quemará en fuegos fatuos y dispendios. El Nóttingham Forest vivió algo similar en los años setenta y más tarde el Blackburn Rovers. En Italia, el Verona y en España el Real Club Deportivo de La Coruña, alcanzaron logros similares, pero ninguno de los mentados volvió a ser el mismo y más dura resultó la caída. Esta temporada va a perdurar por los siglos de los siglos en todo el orbe futbolero. La glamurosa Liga de Campeones debería palidecer al lado de lo vivido. De lo que estamos viviendo, mejor dicho, pero no, los dueños del show, no van a consentir que se opaquen sus luces de neón. El año próximo tanto Léicester como Tóttenham -no nos cansaremos de repetir que los de Londres han hecho una temporada fantástica-, acompañarán a los millonarios en un torneo sobrevalorado, pero suculento. Por lo pronto los grandes de Inglaterra están debajo de la mesa, escondidos y, si no humillados, sí algo atolondrados.
Hoy es 3 de mayo. Hoy luce el sol, hoy seguimos con la sonrisa que nos va a durar hasta que vuelva a aparecer Halley. Para entonces estaremos ya calvos, pero al menos hemos tenido el subidón de ver algo que ni los replicantes de Blade Runner alcanzaron a imaginar jamás. Primer y merecidísimo título para el Léicester City y centésimo sexagésimo sexta emisión de DEPORTE CON ALMA.
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