Las cruzadas: Dos imperios enfrentados · Jerusalem, la ciudad deseada

Saladino ha crecido en un Próximo Oriente dividido por la rivalidad entre los estados Árabes. Mientras los musulmanes luchaban entre ellos, los cruzados construyeron castillos y reforzaron su posición en el Reino de Jerusalén. Aprovechando el oportunismo y los avatares del destino, Saladino emergió para convertirse en el hombre más poderoso del Próximo Oriente. Este legendario cruzado mató a miles de compatriotas musulmanes para forjar su Imperio. Posteriormente experimentó una epifanía. Decidió que Dios lo había escogido para que tomara Jerusalén a los cruzados ocupantes y que convirtiera Jerusalén a la fe islámica. Saladino conquistó la Ciudad Santa y fue generoso con la población cristiana. Deseó que a partir de entonces hubiera paz, pero Ricardo Corazón de León decidió ocuparla de nuevo. Se declaró la guerra contra el Islam. Ricardo reunió al ejército de la Iglesia Católica y se convirtió en un cruzado. Recorrió 4.000 kilometros para enfrentarse con Saladino. La guerra los llevaría a los límites de su capacidad y fe. Ricardo obtuvo un éxito inmediato, tomó el puerto musulmán de Acre pero posteriormente cometió una atrocidad masacrando a sus prisioneros. Sus acciones de combate le aseguraron un puesto en la leyenda de los Cruzados. Ahora sólo le quedaba el premio final: Jerusalén.Ricardo Corazón de León intenta tomar Jerusalén por la fuerza pero fracasa, así que tuvo que negociar con su enemigo musulmán. Incluso se hizo amigo del hermano de Saladino e intentó organizar una boda entre él y la hermana de Ricardo. A pesar de la creciente amistad entre los dos hombres, Ricardo se impacientó y decidió que la única forma de conseguir Jerusalén era haciendo la guerra, así que marchó sobre la ciudad santa dando media vuelta en el último minuto. Seis meses más tarde marchó sobre Jerusalén de nuevo, volviendo otra vez en el último momento. Saladino sintió que era su oportunidad y atacó el puerto cruzado de Jaffa. En el último momento Ricardo se salva y se convierte en un héroe de la cristiandad al rescatar Jaffa con tan solo unos pocos hombres. Es tan buen guerrero que ningún musulmán se atreve a luchar contra él. Después del derramamiento de sangre de Jaffa los dos hombres exhaustos enfermaron. Ricardo volvió a Inglaterra. Tierra Santa estaba dividida entre dos religiones, pero Jerusalén continuó en manos de Saladino.