Mark Renton es un adicto a la heroína que busca rehabilitarse. Y para lograrlo, apareja todo lo necesario: un cuarto del que no pueda salir, música tranquila, comida enlatada, películas, pornografía, 3 baldes (uno para cagar, uno para orinar y uno para vomitar), una televisión, una caja de valium e incluso un par de supositorios de opio, para evitar el terrible síndrome de abstinencia. Sin embargo no es nada fácil, sobre todo si uno de sus "amigos", Sick Boy, deja la heroína al mismo tiempo que él, sin un esfuerzo aparente, sólo para desvalorizar su lucha. Y así, mientras consigue mantenerse alejado de la droga, nos va mostrando el grupo de amigos con el que interactúa: Spud, un adicto también, pero que no hace daño a nadie; Begbie un buscapleitos adicto, no a la heroína, sino a joder a la gente; Tommy, quien tampoco se inyecta, ni miente, ni engaña, y ésos precisamente son sus mayores defectos; Allison, madre de la pequeña Dawn, amante de casi todo el grupo y también adicta; Swanney, el dealer local y también adicto; y el mencionado Sick Boy, quien además de saberlo todo acerca de Sean Conery, será un futuro traficante y proxeneta.
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