Ciclo de Debates ONLINE "Filosofía (anti)Viral: ¿es posible la crítica en tiempos de pandemia?" (1-4)
La pandemia de la COVID-19 se viene a sumar a otras pandemias de medios virales en los que, en los últimos años, han proliferado ciertas tendencias polarizadas que, sin lugar para la crítica, han venido definiendo nuestro horizonte más general, y que ahora se radicalizan: de un lado, cierta nostalgia humanista que quiere salvar a la humanidad del supuesto enemigo común; de otro, un transhumanismo implícito que quiere usar la pandemia de trampolín para acelerar la transición hacia un gobierno algorítmico de control total. Algo que ya estaba en ciernes en la “Sociedad Facebook” de medios virales, y que supera quizá, al decir de muchos, el marco de la biopolítica. Más allá de esto, estas dos tendencias se asocian y se promueven activa y sistemáticamente, al miedo y a la culpabilización, que se respiran ahora más que nunca. Unas formas que, paradójicamente, también encontramos en la base de la comunicación de planteamientos supuestamente críticos y progresistas.
Sin embargo, es posible encontrar minoritarias voces disidentes con lo sostenido por ambos polos, como ante la imposición de una escena tan marcadamente polarizada; voces que llaman a aprovechar la oportunidad que nos brinda la situación actual para promover un cambio profundo de paradigma hacia un planeta más sostenible, plural y justo, lo que exige considerar el modo específico en que nos habría arrollado la pandemia, precisamente, en el neoliberalismo globalizado que enmarca nuestras vidas.
¿Cómo poner en juego a partes iguales la potencia crítica y la inocencia del devenir a la hora de mutar y dejar de ser, como dijera Nietzsche, una "enfermedad en la piel de la tierra"? Se trata quizás de desplegar una filosofía viral en el sentido de la potencia de mutación de los virus en la evolución, y contra la potencia homogeneizadora de los medios virales y las "pandemias Facebook". Una filosofía viral y antiviral al mismo tiempo: para una Gran Salud del cuerpo y del planeta...
Contempla entusiasmado el transhumanismo la posibilidad de trascender los límites de lo humano, en el sentido de su “mejoramiento”, por la vía de la espectacular intervención tecnocientífica cuya posibilidad han abierto para nosotros las tecnologías bioinformáticas (NBIC). Este “mejoramiento”, que por lo demás siempre se habría buscado por otros caminos más tradicionales, de tipo religioso, pedagógico y filosófico-moral sobre todo (recordemos a esos “mejoradores de la humanidad” que fueron blanco de los sarcasmos nietzscheanos), no dejaría ningún aspecto de lo humano intocado, abarcando nuestra totalidad psicofísica: lo cognitivo, lo emocional, lo corporal, pero también, cómo no, lo moral. Pero podría decirse que la promesa transhumanista se quintaesencia del mejor modo posible en la expectativa de una inusitada ampliación del tiempo de vida individual en condiciones de bienestar físico y mental, algo así como la fuente de la eterna juventud. Y, en el límite utópico, en la conquista definitiva de una peculiar “inmortalidad” como de andar por casa, remedo que se quiere realista de la soñada por las religiones históricas.
La pregunta que queremos suscitar en esta primera sesión del ciclo es la de si la pandemia del COVID-19 habría alterado el programa transhumanista, y en caso afirmativo de qué maneras. Porque tal vez se pudiera pensar que este programa, tan de cuño utilitarista, de la eliminación del dolor y del sufrimiento estaría dispuesto a pagar por ella el precio del control absoluto de la sociedad y del individuo que la tecnociencia hace posible de la manera más efectiva, por ejemplo, a través de la absoluta e incondicionada digitalización y virtualización de la existencia humana. ¿Es la sociedad del control total posible? ¿Sería en absoluto deseable desde el punto de vista supremo de la vida y el interés de su intensificación?
Abordaremos por ello, para concluir, el valor que hoy tendría para nosotros el denominado “poshumanismo crítico”, una alternativa con la vocación de contemplar un horizonte más amplio de planteamientos capaces de renovar la potencia de la filosofía frente a las múltiples pandemias (sobre todo las de los medios virales) que convierten el pensamiento crítico, la invención y la resistencia en especies en riesgo de extinción severa. La pandemia nos llevaría tal vez a redefinirnos desde todos los puntos de vista, desde el ontológico al ético y político, al dejar al descubierto las organizaciones dominantes que habíamos heredado: de alguna manera estaríamos viviendo un momento privilegiado y urgente donde podemos encontrar una ocasión de reinventarnos.
Antonio Diéguez Lucena es catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Málaga, y es autor del libro: Transhumanismo. La búsqueda tecnológica del mejoramiento humano (Barcelona, Herder, 2017). Ha sido Visiting Scholar en las Universidades de Helsinki, Harvard y Oxford. Investigador Principal en el Grupo de Investigación de Ciencias Cognitivas de la UMA. Miembro de número de la Academia Malagueña de las Ciencias.
Mariano Rodríguez González es catedrático de Filosofía de la UCM, y codirector de CLEPO y del SNC. Estancias de investigación en Leipzig Universität y Nova de Lisboa. Es autor de libros y artículos sobre el pensamiento de Nietzsche, dedicándose también a la filosofía de la mente, campo sobre el que próximamente publicará un volumen. Sobre el transhumanismo ha publicado “Tecnotrascendencia como ilusión narcisista” (Daimon 2019).
Jaime del Val es artista transdisciplinar, filósof@, activista polímata metahumanista, que desarrolla proyectos transdisciplinares de artes, filosofía, tecnología y activismo, en el marco del Instituto Metabody, y de la asociación Reverso, organizando Foros en más de 30 países. Jaime es neurodiverso, mestiza, microsexual y transespecie; no es ni hombre, ni mujer, ni humano, y no está en Facebook. Desde 2001 desarrolla una convergencia inédita entre artes (danza, performance, artes visuales, música, arquitectura), tecnologías, pensamiento crítico y activismo. Su Filosofía Radical del Movimiento, sus proyectos de metaformance y sus prácticas de ontohacking suponen redefiniciones del cuerpo y la percepción, planteando desafíos al control digital y a los sistemas de violencia y normatividad, y se han presentado en museos, festivales, centros, universidades, espacios urbanos y rurales, campos de refugiados y numerosos espacios no convencionales en más de 50 ciudades y 30 países. Es coautor, junto a Stefan Lorenz Sorgner del Manifiesto Metahumanista https://metabody.eu/es/metahumanismo/. (www.jaimedelval.com)
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