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Comentarios
Lo siento, pero me ha disgustado y sorprendido mucho la opinión equidistante entre insultos intolerantes (que ocurren en todos los partidos, contra cualquier árbitro por el hecho de arbitrar fuera, por ejemplo) y mostrar desagrado por la presencia de alguien que, si, demostrado está que financia guerrillas pro-genocidio en su país y que apoya abiertamente a grupos y peñas que si que discriminan y agreden sin ocultarlo por origen, etnia, género, orientación sexual, etc. Si se es demócrata, se es por definición antifascista (son conceptos indivisibles en esencia). El fútbol tiene como objeto principal el entretenimiento, pero nada en este mundo se puede separar al 100% de este. Todo, y aunque no queramos tiene una carga ideológico, hasta el comentario más nimio en la intimidad o la decisión de si ayudar a un compañero de trabajo o un vecino tiene vertiente ideológica. De hecho, no opinar, es mojarse. El peor modo de posicionarse ante una cuestión compleja y polémica es no tomar partido e intentar apartarlo de nuestro ámbito, porque eso al fin y al cabo es decantarse, o más bien dejar que se decanten por nosotros. Si señalar el mal ejemplo y el no respeto de un señor que está en el campo es ser un intolerante y un violento (si que opino que jamás se debe insultar, pero por desgracia en el fútbol...), mal vamos. La democracia se defiende, no se da por conseguida, y eso pasa por oponerse al antidemócrata. No todo vale, no. La libertad de expresión no consiste en defender u obviar a quien piensa antisocialmente. Si defendemos y obviamos al nazi, lo tendremos que hacer con todos (violadores, pederastas, agresores de sus parejas, etc.) y esto es lo que desde ciertos medios, o la mayoría intentan lograr. Si seguimos así habrá que readmitir, por ejemplo a Ultras-Sur y permitir que vuelvan a campear por el Bernabéu y su entorno, porque hay que “respetar todas las ideas y posicionamientos” “porque al no declararse públicamente racistas y neofascistas no queda nada demostrado y nos tragamos la bola, que tienen derecho a ir al fútbol, donde no hay ideología”. Hay que mojarse, no hay otra opción, y si se es demócrata se debe criticar lo anti-demócrata y violento (por desgracia ocurre a cada partido en cada estadio llamando malo a cualquiera que no nos guste, hijop... al arbitro o pitar al rival solo por ser el rival, todo esto delante de nuestros hijos). Si se apoya a Rubén Castro o a los tres de la Arandina dejemos de lado la igualdad de género, porque la estamos negando mientras postureamos, y mirar para otro lado o no mojarse es posicionarse (más del lado de este tipo de gente que de la democracia, la libertad de expresión y la tolerancia) Por tanto considero un error con graves consecuencias la falacia de: “esto es sólo fútbol, no se debe mezclar con otras cosas” porque las cosas se mezclan per se, y porque si no nos manchamos las manos tomamos partido, se las manchan otros y nos manchan la cara. Un afectuoso saludo de un oyente leal y agradecido.